Diputado Luis Albeza: Olimpiadas. Una métrica del nivel de desarrollo.

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El desempeño olímpico de un país refleja su poder global y su inversión en deportes. Las naciones que dominan los podios, como Estados Unidos y China, utilizan políticas estratégicas para impulsar su desarrollo. Argentina, con menos recursos, enfrenta desafíos para competir al mismo nivel.

El desempeño de un país en las Olimpiadas no solo refleja su talento deportivo, sino también su posición en el escenario global. Las naciones que dominan los podios olímpicos suelen ser también las más influyentes económicamente y políticamente. Estados Unidos, China, Rusia y Alemania, por ejemplo, no solo lideran en medallas olímpicas, sino también en poder global. Esta correlación no es casualidad, sino el resultado de políticas de estado que integran el deporte como una herramienta clave para el desarrollo y la proyección internacional.

Desde mediados del siglo XX, la relación entre éxito olímpico y estatus global se consolidó. Durante la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética utilizaron las Olimpiadas para demostrar la superioridad de sus sistemas políticos y económicos, invirtiendo grandes recursos en la preparación de atletas. Esta rivalidad dio lugar a programas nacionales de desarrollo deportivo que siguen influyendo en la política deportiva global, como se puede observar en Rusia y China.

En contraste, los países menos desarrollados tienden a concentrar sus recursos en deportes más populares y que requieren menor inversión pública como fútbol, boxeo, vóley, básquet, etc. Aunque se traten de deportes culturalmente significativos, no requieren la infraestructura diversificada que demandan otros deportes olímpicos. Por lo tanto, deportes como la natación, la gimnasia y el atletismo reciben menos atención, limitando el potencial olímpico de los países en desarrollo. 

Invertir en una variedad de deportes no solo impulsa el éxito olímpico, sino que también fomenta una cultura de educación y competencia esencial para el desarrollo de una nación. Los programas deportivos bien financiados pueden promover hábitos saludables, generar empleo y atraer turismo. Además, los valores de disciplina, esfuerzo y trabajo en equipo aprendidos a través del deporte tienen beneficios sociales amplios.

China, Japón, Reino Unido y Brasil han ejemplificado cómo la inversión en infraestructura deportiva avanzada contribuye significativamente a mejorar el desempeño olímpico. China cuenta con el Complejo Deportivo Nacional de Beijing, uno de los más completos del mundo. Japón tiene el Parque Olímpico de Tokio, equipado para una amplia gama de deportes. El Reino Unido dispone del Parque Olímpico de Londres, que alberga instalaciones para múltiples disciplinas olímpicas. Brasil, por su parte, ha desarrollado el Parque Olímpico de Río de Janeiro, reflejando una inversión considerable en infraestructura para los Juegos Olímpicos de 2016. Estos complejos integrales no solo apoyan el entrenamiento y la competencia de alto nivel, sino que también posicionan a estos países como líderes en el ámbito deportivo global.

En comparación, la situación en Argentina es diferente. La primera medalla conseguida por atletas argentinos se dio en los Juegos Olímpicos de París 1924, primera vez que nuestro país compitió olímpicamente. Históricamente, la Argentina ganó un total de 80 medallas en los Juegos Olímpicos. Una cifra que se compone de 22 medallas de oro, 27 de plata y 31 de bronce.  El boxeo es el deporte que más consagraciones le dio al país, con un total de 24: 7 de oro, la misma cantidad de plata y 10 de bronce. Esta disciplina no aporta ninguna consagración desde Atlanta 1996.

La delegación argentina 2024, resultó integrada por 136 deportistas, de los cuales 103 fueron hombres (76%) y 33 fueron mujeres (24 %), con participación en 23 deportes. Fue la delegación con menor cantidad total de atletas y menor porcentaje de mujeres desde Barcelona 1992, contrastando con el hecho de que París 2024 fueron los primeros juegos olímpicos de la historia en alcanzar la paridad de género. 

Ordenadas por el valor de la medalla, Argentina ocupó la posición Nº 52 entre 206 países. En América Latina y el Caribe, resultó quinta después de Brasil (20.º) Cuba (32.º), Jamaica (44.º) y Ecuador (49.º). La delegación argentina obtuvo tres medallas: una de oro, una de plata y una de bronce. Oro en ciclismo BMX, plata en Vela y Bronce en Jockey sobre césped femenino.

El país ha enfrentado desafíos significativos en términos de inversión en infraestructura deportiva. A pesar de contar con algunas instalaciones de calidad, como el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo, Argentina no posee un complejo olímpico completo que abarque todas las disciplinas. En los Juegos Olímpicos de París 2024, Argentina mostró uno de sus rendimientos más bajos en décadas, obteniendo un número reducido de medallas en comparación con eventos anteriores. Esta baja performance está directamente vinculada con la baja inversión del estado y la falta de apoyo a una amplia gama de deportes olímpicos.

Para mejorar, Argentina debería aumentar la inversión en infraestructura específica y en programas de desarrollo que incluyan una actividad deportiva diversificada desde la temprana edad, desarrollar programas de becas e incorporar una sólida cartera de deportes en la currícula de las escuelas y colegios secundarios integrando en este programa a las universidades para lograr seguimiento de los atletas. Crear un entorno político y económico más estable es esencial para planificar y ejecutar estrategias deportivas efectivas. Diversificar el enfoque y consolidar la inversión estatal sostenida podría aumentar significativamente el potencial de medallas olímpicas en una década. 

En conclusión, el éxito en las Olimpiadas es un reflejo del desarrollo integral de un país. Más allá de las medallas obtenidas, se trata de políticas que valoran el deporte como un componente clave del bienestar social y del posicionamiento internacional. Los países que aspiran a un mayor desarrollo deberían considerar la inversión en deportes no solo como una estrategia olímpica, sino como un pilar del desarrollo nacional. 

La conexión entre el éxito deportivo y el progreso nacional resalta que las sociedades más prósperas son aquellas que valoran y fomentan el potencial humano en todas sus formas.

Luis Albeza, Agosto del 2024